Amo a mi ciudad Bogotá, pero
desde tiempo atrás la veo mal trecha, usada y trajeada como una prostituta que
todos usan y dejan botada.
Atrás quedó esa capital que era
impulsada, donde era rico andar en bici y el Transmilenio parecía una buena opción
para moverse. Pero de un momento a otro todo ese progreso y proyección se
detuvo. Yo tuve la culpa de ese retroceso. Tengo la vergüenza de decir que le
confié Gustavo Petro mi voto y me
equivoqué. Esa equivocación, junto con la de muchos, nos costó ver a Bogotá
como está ahora. Y públicamente quiero ofrecer excusas por mi desacertada
decisión.
En ese momento hice un voto
programático, más no inteligente por contexto. En mi familia, sobretodo mi
abuela, me enseñó el valor infinito del sufragio y la oportunidad que tenemos
de decidir. Me enseñaron que no había que tragar entero y leer todos los
programas. Debo también confesar que mi familia es la mayoría de izquierda desde
tiempo atrás (el bisabuelo Rafael tenía libros escondidos y adoctrinaba sobre
el Leninismo y el Marxismo) y esa influencia la tenía marcada. Pero también
tengo que decir que las personas podemos cambiar de opinión, y yo lo he hecho.
En ese orden de ideas, el
programa que más me convenció fue el de Gustavo Petro: era coherente, lo leía
ordenado y tenía un buen concepto de él por su labor como senador. Le di mi
confianza y me defraudó. A mí y a otros tantos millones de bogotanos.
El próximo 25 de octubre
tendremos una nueva oportunidad de escoger a alguien que, junto con su equipo,
puede hacer que la ciudad retome el rumbo que creemos perdido.
Sé que el voto es secreto, pero
nuevamente, como lo hice con las elecciones presidenciales expondré por qué no
votaré por algunos candidatos y expondré la que, a mi juicio, es la mejor
opción, no solo por programa, sino por su entorno político y ético.
No votaré por Pacho Santos por la
sencilla razón que está respaldado por Álvaro Uribe y su Centro Democrático,
partido que si bien, tiene una bancada juiciosa en el Congreso, está compuesto
por personas de dudosa ética, como el líder que los representa. Para nadie es
un secreto que ese señor y yo JAMÁS tendremos nada en común, excepto eso de
trabajar, trabajar y trabajar.
No votaré por Clara porque es una
continuidad de la mala política de Gustavo Petro, porque si bien es una mujer
capaz e inteligente, está muy mal rodeada. Su grupo político tuvo mucho que ver
con el desfalco de Bogotá y creo que es increíble que no supiera nada del ‘Carrusel
de la contratación’ que tanto dinero hizo perder a los bogotanos. Hay que tener
en cuenta que no podemos ser caudillistas y una sola persona no va a ser la
salvadora de nuestra ciudad. Los alcaldes trabajan con un gabinete y ella
dirigirá con la gente del Polo. ¡Que Dios nos libre! Además, ese discurso
pendejo de “mujer vota mujer” y “palabra de mujer” que me lo empaquen. Yo soy
mujer y mi voto no será por el simple hecho de género. Si fuese una mujer bien
rodeada y con otras propuestas mi voto sería por ella. Pero no. Lo siento. Yo
no quiero más de lo mismo para mi ciudad.
Mi voto no será para Enrique
Peñalosa por varias razones:
1. Creo
que es una prostituta política. Se va con el mejor postor sin importar quien
sea. Uribe, Petro, Mockus. El que sea con tal de llegar. Me da miedo que nos
venda a cualquier extremo de derecha o de izquierda. Bogotá no puede seguir
siendo polarizada.
2. Porque
siento que Bogotá es como su última opción. Lo intentó a la presidencia y como
no pudo se fue al congreso, como no alcanzó al umbral, pues intentó otra vez
con Bogotá. Es como si fuera la novia fea que le tocó.
3. No
estoy de acuerdo con hacer nuevamente los diseños del metro. Eso sería un retroceso.
No obstante a estas tres razones de
por qué no le doy mi voto a Peñalosa, no me molestaría que quedara de alcalde.
No hay que negar que es un conocedor de la ciudad, tiene grandes personas a su
alrededor y es un muy buen gerente.
En ese orden de ideas, mi voto será por Pardo. Quiero una ciudad
organizada, es un tipo sereno, sensato y buen urbanista. Es un man parado. Que
desde un primer momento aseguró que no se iría con nadie y lo ha mantenido.
Estudioso, bien relacionado y con propuestas coherentes. Es un tipo que tiene
la economía de ciudad en su cabeza y sabe la importancia de las empresas como
movilizadoras de empleos y calidad de vida.
A pesar de su falta de carisma
política, es un hombre con la mente abierta y que parece saber escuchar. Y a
pesar de su serenidad es capaz de decir las cosas como son y por su nombre.
Frentero, como me gustan. Decente, como también los prefiero. Con una carrera
política loable y, al parecer hasta el momento, transparente.
Propuestas como convertir a una
ciudad que funcione las 24 horas hacen que la ciudad pueda volver a mirar
adelante. La fuerza que le quiere dar a la primera infancia y a los jóvenes me parece
global así como su obsesión por hacer una ciudad más equitativa e incluyente
contando las razas, géneros y preferencias sexuales.
En materia urbana, conceptos como
los ecobarrios me parecen un hit, la colaboración de todos para el
mantenimiento paisajístico; la política ambiental, como otras, da poder
ciudadano y participativo. Toda su propuesta está basada en la participación y
colaboración de todos los ciudadanos, lo que implica que todos tendremos que
trabajar y eso me gusta. De los 199 puntos de su propuesta, hay algunos que no
me suenan, pero con la gran mayoría estoy de acuerdo. Por eso, mi voto será por
Pardo y esta vez espero no equivocarme.
Bogotano, lo invito a que entre a
las páginas web de los candidatos, los lea y mire el entorno de cada uno y luego
usted, solo, con su almohada, decida cual le parece mejor para nuestra ciudad.
No vote por lo que digan las encuestas, no vote porque le da pereza informarse
y vota porque su mamá o su marido votará por perencejo.
Siento decir esto pero no haga
solo un voto por programa, eso no es suficiente. Mire las personas que lo
rodean, mire su actuar político pasado, tenga memoria, investigue. Vote Smart.
El poder siempre ha estado en sus manos. Este 25 de octubre vote y rescatemos a
esta princesa que merece ser rescatada. Bogotá.
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