viernes, 7 de marzo de 2014

¿Quién carajos quiere tener éxito?







“Mi novia es joven, ejecutiva y exitosa”, decía un amigo en medio de una cena.
Usted, ¿qué se imaginó cuando leyó esto? Una mujer divina, delgada, perfecta, elegante, con un puestazo impresionante lo que deriva en billetera importante, carro, buenos lugares y lujo. O más o menos eso fue lo que mi mente recreó en ese momento.



¿Eso es el éxito? (Y no falta que alguien salga con que el Éxito es un almacén de cadena, lo cual está muy trillado).

Buscando definiciones, encontré una que me pareció concreta y pertinente para lo que voy a exponer. Éxito: Con origen en el término latino ‘exitus’ (“salida”), el concepto se refiere al efecto o la consecuencia acertada de una acción o de un emprendimiento.

Consecuencia acertada de una acción. Pare de contar.

¿De dónde sacamos que el éxito es sinónimo de dinero, o de poder, o de dinero y poder?

Lo digo por experiencia propia y por el discurso que he ido cambiando a través de mis años, que aunque pocos (jajajajajaja) algo me han enseñado.

Trabajo desde que tenía 17 años. Mi carrera siempre ha estado por delante, incluso, por delante de mi familia. Traté de escalar rápido y lograr cierta comodidad social, y creo que hasta el momento se ha logrado.

Mis prioridades eran: Primero yo; segundo, Dios; tercero, mi hijo; cuarto, MI CARRERA, luego, mi chico; después, mi madre; y de ahí pa’lante el orden de los factores no alteraba el producto. La cosa ha cambiado.

Mi maestría la hice, primero, por una satisfacción de aprender, de conocer mundo y abrir mi mente; y en segunda instancia, porque en ese momento de mi vida, me sentí estancada y no podía seguir el camino de “éxito” que me había trazado. Era necesario ‘avanzar’.

Cuando viví en España, recordé cuando empecé a pagarme mi carrera universitaria. En ese entonces, yo tenía 18 años y vivía arrancada de dinero, aunque en casa con mi madre. Luego de 12 años, había retornado al mismo nivel de falta de dinero pero con la diferencia de estar a la porra de kilómetros de distancia, sin mi hijo y sin hotel mamá.

Para irme, vendí todo lo que tenía, saque un crédito al diablo (al ICETEX) y me fui a crecer.

Cuando conseguí trabajo en España, viví con 620 euros al mes, de los cuales 120 eran bonos de restaurante. Y debía mantenerme allá y mantener mi casa en Colombia. No me pregunten cómo, pero lo logré.

Vivía en una habitación pequeña con 8 roomates en el mismo piso. Era una locura! Pero fui muy muy muy feliz!!!!!!

Al regresar, encontré trabajo rápido en Colombia. Y un muy buen trabajo en un cargo directivo con gente muy competente. Sentía que el esfuerzo había valido la pena, así estuviera (y sigo) endeudada hasta el cuello.

Pero la felicidad se deshizo. Tenía todo lo que soñaba. Relativamente era como la novia de mi amigo “joven, ejecutiva y exitosa”. Pero algo faltaba… ¿La razón? Lo tajante de la verdad: no era feliz.

¿De qué me servía ganar bien, que me dijeran “doctora” y tener un cargo reconocido, si vivía estresada, con el ceño fruncido y con el tonito golpeado todo el tiempo?

Me di cuenta el día que estaba almorzando con uno de mis mejores y me dijo: “Pine: te veo mal, rara… con decirte que casi ni sonríes”. Entonces, caí en pánico.

La segunda alarma me la dio mi sabio cuerpo. Me empecé a enfermar muy seguido y sin razón: mareos, dolores, malestar.

Fue en ese momento en qué me dije: “Y para qué lo hago. ¿Esto es el éxito?, ¿Vivir para trabajar y no disfrutar?” La respuesta inmediata fue “no”. Me sentí más feliz en Europa cuando con poco hacía mucho.

En ese orden de ideas, para mí el éxito está profundamente ligado a la felicidad, la cual, sabemos todos, no es eterna, sino solo se manifiesta por momentos. Pero el éxito es lograr tener la mayor cantidad de esos momentos felices.

Así que a mí no me venga con que una mujer es exitosa si tiene dinero, un buen puesto, una empresa y una úlcera terrible por culpa de estrés. A mí no me diga que es un hit de mujer si no ve a sus hijos porque se la pasa trabajando.

El éxito es una vara que cada uno tiene y se la mide como quiere. Si para usted el éxito en su vida es ser madre de familia, ama de casa y hacer manualidades y es feliz haciéndolo; déjeme decirle, querida amiga, que usted es una mujer de éxito.

Si usted cree que vivir estresada, comprando cosas que no puede pagar para aparentar, y esa es su vida, pues querida amiga, también la felicito. Lo ha conseguido!

Mi éxito es ser feliz! Tener lo necesario para vivir y disfrutar la vida que el de arriba decidió prestarme.

Feliz día de la mujer a todas las que de un modo u otro, somos exitosas!