Pensar, hablar y
ser diferente no es un crimen.
No traten de
´llevarme por el buen camino´, no intenten hacer que hable como ustedes, que
crea en otras cosas o que escriba de otra forma. Yo no quiero ser como ustedes
y no pretendo que sean como yo.
Les cuento mi caso:
soy una colombiana estudiando en España y, la verdad, nunca pensé que fuera tan
difícil la comunicación entre personas de mí mismo idioma. Tengo un ´profesor´ con
doctorado encima que dice que los latinos “hablamos mal” y mis compañeros no
entienden lo que escribo porque manejo varios tiempos verbales en un documento
o dicen que uso palabras que “ni siquiera existen en el castellano de España”.
Confieso que
cuando me lo dijeron, sentí un hervor en la cabeza un poco incontrolable. Pero
lo contuve para pensar con cabeza fría lo que pasaba. Simplemente son
diferentes. Ni ellos, ni yo, tenemos la razón.
Eso no es
problema. El problema radica en que pretendan que yo cambie, o como mi
´profesor´ dice: “Que evolucione”.
En esa ocasión, una
amiga venezolana, más frentera que yo le contestó: “Eso depende desde donde
usted vea la evolución. Simplemente nos adaptamos al entorno, que es muy
diferente”. (Ole)
Lo mismo pasa con
las religiones (¡Uy! me metí a terreno fangoso). ¿Quién le ha dicho que su
religión es la correcta, la única y verdadera? Ahora, ¿Por qué quiere que yo
crea en lo que usted cree?, ¿Le pagan por llevar más fieles? ¿O es mejor
persona por llenar su wall con cosas religiosas? Me molesta, y de sobremanera,
que me quieran obligar a pensar lo que yo no quiero pensar. Sencillamente somos
diferentes.
Hace poco, supe
del caso de Amina. Una joven tunecina de 19 años que se tomó una foto mostrando
las tetas, y escribió sobre su piel “Mi cuerpo es mío y de nadie más”. Ella
pertenece a la religión del Islam y, al parecer, le habrían condenado a cien
latigazos públicos y a muerte por lapidación. Luego dijeron que no, luego que
sí, luego que no…
Con tal, la
noticia se extendió como pólvora y generó una protesta por redes sociales donde
muchas mujeres nos desnudamos y nos escribimos lo mismo (sí, NOS, porque yo
también me la tomé), y las pusimos a circular por la red.
No tengo nada,
absolutamente nada contra el Islamismo. Mi protesta no es contra una religión.
Es contra las formas de represión femenina. Es contra lo que no me parece
humano. Pero si usted no piensa como yo, créame que no voy a tratar de
convencerlo. Sus razones tendrá.
Lo mismo pasa con
las relaciones de pareja. ¿Por qué quiero que mi chico se case conmigo si él no
quiere? ¿Por qué nos imaginamos que él algún día va a cambiar?, ¿Por qué quiero
llevarlo a casa de mis padres si hasta ahora llevamos dos citas y una
revolcada? Como dicen los filósofos británicos: Let it be!
No traten de que
sus novios sean o piensen como ustedes, mujeres. Eso suena muy narcisista.
Ustedes terminarían enamoradas de su reflejo, de alguien que parecen ustedes
mismas. A mí eso me suena aburridísimo.
¿No les parece
mejor buscar por los recovecos de los laberintos de lo que no conocemos,
convivir con personas que nos puedan aportar diferentes posturas y aprender
todos los días cosas nuevas?
Sólo expongo mis
argumentos y si no están de acuerdo, puede pasar de mí como la mierda. Yo haré
lo propio.
Feliz Semana
Santa/ Spring Brake y recuerden que todo depende... depende de...