martes, 12 de febrero de 2013

Cuando el cangrejo quiere caminar para adelante


Suena el móvil y tú estás desprevenida. Quizá en el metro, caminando o en una cena cualquiera. Miras la pantalla y aparece un nombre, ese que te hace sacar una sonrisa pícara. En tu cabeza surge lo que sabes que va a pasar. Aunque siempre dices que no volverá a ocurrir, en cuanto este hombre te llama no eres capaz de decir que no y corres a sus brazos como una desesperada.



Alias ‘El Cangrejo’, es ese hombre que algunas mujeres tienen. Sea amigo con derechos, por lo general puede ser un ex novio o un ex amigo o un ex algo y como no sabemos cómo llamarlo preferimos decirle así: El Cangrejo.

No existe un único cangrejo en la vida de una mujer. Según los biólogos, hay cangrejos felpudos, gigantes, terrestres, piedra, real y violinista.

Los felpudos son esos que tienen cara de peluche y una mujer sabe que con él jamás perderá el control, así que por ese no hay de qué preocuparse.
Los terrestres, son los que vuelven en tono arrastrado, casi rogando. Tampoco son problema. Uno tiene poder sobre ellos también.
El violinista puede ser ese cangrejo que siempre es el amigo, el que incluso te lo puedes llevar de copas con un chico y no dice nada.

En ese orden de ideas, estos cangrejos no representan mayor peligro. El problema es cuando nuestro cangrejo es gigante o de piedra.

Todo puede comenzar como un juego. Eres el chico que conozco hace años. El joven, ejecutivo y exitoso, además de guapo y con un sentido del humor que te partes. Pero tú no quieres nada en serio con él, o él no quiere nada serio tampoco. Así que surge un pacto tácito: tú lo vas a llamar cuando lo necesites y viceversa.

Se llaman, lo pasan fenómeno: noche de licor, risas, buen sexo, viajes o qué se yo… Así pueden durar, incluso años. Si ambos viven en lugares distantes mucho mejor. Es más si alguno tiene una relación estable, es mucho, mucho mejor!

Eso es lo que uno pensaría. Pero llega un momento en que ese pajazo mental ya no sirve para nada. Por algún motivo a alguno de los dos (por lo general a nosotras) nos gustaría dar un paso más. Pero ya todo está perdido. Si iniciamos mal hace años, ya no hay nada que se pueda hacer.

Hasta que después de un encuentro, quizá de más días de lo normal, él se puede asustar. Te dice que no quiere seguir así. Pffff “Perdón?” Y es cuando te viene en la cabeza: “Vamos a ver. Si no lo puedo tener todo el tiempo, ahora sí que menos”. Pero como no te quieres ver convertida en un cangrejo terrestre, dicen con dignidad que si es su decisión, la respetas. Y te vas.

Meses después, recibes la llamada. Y dices: “no, no, no voy a ceder” y qué pasa? Sales corriendo a sus brazos, a repetir las noches que juraste que no le volverías a dar.

Y después de buen sexo, risas y etc, en la cena te lo suelta:

-        -  Es que hace tanto que no hablamos. Te tengo que contar muchas cosas.

Tu sonrisa viene con un ligero descenso porque sabes que eso no es nada bueno.

-         - "Pues bueno, para eso estamos. Cuéntame". Dices tratando de mantener la sonrisa.

-         Es que hace meses estoy saliendo con una chica. Y es como en serio.

Pum! Tómalo. Golpe directo a la cara. Pero jamás perdiendo la sonrisa.

Pero por qué carajos me tengo que enterar? De cuándo acá terminé siendo la mejor amiga de este hombre que tras de que me puede hacer el amor cuando se le pega la gana, me puede terminar contando de sus historias amorosas?

Este es un típico cangrejo de piedra.

Queridas señoritas: un ser humano jamás, pero jamás puede tener el control de este tipo de situaciones. Podemos tener muchos cangrejos en la vida, incluso uno actualmente que creemos que podemos controlar, llámense terrestre o felpudos. Pero llegará el día en que un cangrejo se torne gigante, quieras abrazarlo y solo sacará las tenazas.

Antes era pro cangrejos. Hoy los veo desde la playa.

Y los dejo con mi musiquita… esto es Melendi… díganme ñoña o lo que quieran pero que mejor canción para describir la situación.

Buena semana!